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La montaña


Conozco una montaña a la que asciendo al menos dos veces al año.
Haga frío o calor, llueva o haga sol me calzo las botas y  me pongo en camino.
No espero al día ideal para hacerlo porque cualquier día es ideal si así lo sentimos.

Cuando alcanzo su cima mi mente ya está vacía.
Todos los pensamientos quedan desperdigados por el camino.
Hay algo en ese lugar que potencia el que eso ocurra.
No es una coincidencia el que algunos eruditos y eremitas se hayan refugiado en ella durante el curso de la historia.

La montaña no es muy alta pero lo parece porque contrasta con la amplia llanura que la rodea. Desde lo alto se divisa el horizonte como una difusa línea que funde tierra y cielo, se escuchan como susurros los cencerros de las ovejas y las cabras, la conciencia emerge y el tiempo parece detenerse.
Los agaves, con sus espectaculares flores en forma de árboles, decoran el paisaje y confunden al viajero no habituado a la flora del lugar.
Hay muchos lugares como este, que ayuden de tal forma a centrarse en uno mismo.

Te animo a que descubras tu propia montaña, que no tiene por que ser una montaña precisamente y puede ser un arrollo o una esquina.
Quizás ya lo hayas descubierto, en ese caso sabrás que de algún modo, una vez que lo has alcanzado entonces siempre lo llevas contigo.
Si no lo has hecho todavía no es necesario preocuparse porque son esos lugares los que lo eligen a uno y no a la inversa.
Lo único que hay que hacer es permanecer atentos para que no nos pase desapercibido.

Creatividad



Da gusto escuchar a Ken Robinson, un tipo curioso sin duda. Cualquier lego en el mundo en temas de educación podría pensar que se trata de otro de los muchos stand-up comedians, esos personajes graciosos que cuentan chistes e historietas a la audiencia. Sin embargo, a pesar de ser gracioso, Robinson no es un cómico y  la capacidad de penetración de sus discursos es extraordinaria.

Tengo que reconocer que descubrí su trabajo por una de esas carambolas de la vida. Cayó en mis manos una copia de su 'The element' (El elemento), un extraordinario tratado sobre el potencial inherente a cada uno de nosotros. Una  reivindicación de la individualidad de cada uno de nosotros apoyada en la sugerente idea de poder convertirnos no en lo que aprendemos sino en lo que realmente desde siempre hemos llevado en nuestro interior, esas  capacidades y afinidades genuinamente  nuestras.


 
¿Qué es realmente la educación?
Según Robinson la educación consiste en un proceso curioso  por  el que en muchos aspectos se retrocede en lugar de avanzar. La educación tal y como se aplica actualmente  acota el potencial innato de cada uno y pone trabas de todo tipo para que no pueda manifestarse la creatividad.
En uno de sus experimentos Robinson pidió a niños en edad de guardería  que idearan las posibles aplicaciones de un simple clip para papeles. Algunos lo hicieron regular, este grupo generó unas 15 aplicaciones distintas. Otros eran extraordinariamente creativos y generaron mas de 200 formas diferentes de utilizar el clip.
¡Los mas creativos eran además mayoría: el 98 % !

Los mismos niños fueron sometidos a posteriores estudios. Uno entorno a  los 8-10 años de edad y otro a los 13-15 años de edad.  En estas ocasiones se constató un deterioro masivo y dramático de su capacidad creativa.  Llegando a la conclusión de que la creatividad presente en la amplia mayoría de niños se fue deteriorando progresivamente a medida que avanzaban en el proceso educativo de la escuela, escuchando probablemente una vez tras otra que para cada cuestión hay solamente una respuesta  correcta.


La educación al uso individualiza a las personas y acaba con el mecanismo de aprendizaje colaborativo, interactivo y de intercambio inherente a nuestro sistema de aprendizaje natural. Hablamos de pensamiento divergente, es decir, de la capacidad de formular muchas soluciones a un mismo problema o interpretar de maneras diferentes una misma situación. En lugar de ello se adopta un pensamiento de ideas inculcadas, clichés y creencias que dictan como reaccionar o interpretar un determinado acontecimiento.

Uno de los ejemplos que cita Robinson es el arte, concretamente se refiere a las experiencias estéticas que se caracterizan por lo siguiente:

- los sentidos funcionan a su máxima capacidad
- estar presente en el momento actual
- vibrar con la emoción de lo que se está experimentando
- estar plenamente vivo

Coincidentemente estos aspectos coinciden con la actitud abierta fomentada por  la práctica de la atención plena. Para poder sumergirnos en este tipo de "experiencias estéticas" sería necesario, según Robinson, despertar  y ser conscientes de lo que sucede en nuestro interior (¿otra coincidencia?)

En el extremo opuesto, Robinson define la "experiencia inestética", la cual implica cerrar nuestros sentidos al mundo y atontarse ante lo que sucede. Los medicamentos son a menudo una forma de anestesia al igual que muchos medios de comunicación y juguetes tecnológicos disponibles hoy en día.

Pero las experiencias estéticas no son solamente para los artistas profesionales. En este sentido todos somos artistas y todos poseemos el potencial de convertirnos en auténticos creadores en los campos en que nos movemos, desde programar una máquina hasta  arreglar un grifo o cocinar algún plato.

Todo esto lo expone sin mencionar las palabras conciencia, presente o atención.
Algunas personas, como Robinson, tienen la capacidad de comunicar conceptos en principio complejos  de manera sencilla y amena. Un auténtico maestro.

¿Y si para adelgazar y estar saludable solo hubiera que prestar atención?

 

Unir dieta y meditación es lo que propone Savor, escrito a cuatro manos por un maestro zen y una nutricionista de Harvard. El mensaje se resume así: si estás atento, comerás menos y te sentará mejor.

Se han escrito miles de libros y artículos sobre la pérdida de peso. Desde la Atkins hasta la Dukan, las dietas se van sucediendo, dependiendo de la moda del momento, con desigual éxito. Lo sabemos todo (o casi todo) sobre las calorías y nutrientes que contiene cada alimento, los carbohidratos, los diferentes tipos de grasas, las porciones… Y, sin embargo, el incremento de la obesidad en España y otros países del mundo desarrollado deja claro que estas aproximaciones no sirven. Algo no funciona. Los fundamentos científicos sobre lo que es o no saludable ya los tenemos. Pero el truco bien podría estar en el cómo comer, y no sólo en el qué. Como señala Kathy McManus, directora del departamento de nutrición del Brigham and Women's Hospital, “ahora necesitamos aprender a cómo comer”.

Saborear: percibir detenidamente y con deleite el sabor de lo que se come o se bebe. En esta definición de la RAE se basa Savor (sin traducción al español por el momento), escrito por Thich Nhat Hanh (seguramente el maestro budista más conocido en el mundo por detrás del Dalai Lama) y la doctora Lilian Cheung, del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard.

El libro lleva mucho más allá las recomendaciones tradicionales para alimentarse y hacer ejercicio. Nos pide que observemos con más atención el cuerpo, los sentimientos y la mente, y comprobemos cómo estos están íntimamente relacionados con los hábitos físicos y de alimentación.
En su larga carrera como nutricionista, Cheung estaba acostumbrada a fijarse en los fundamentos científicos de cada cosa que nos llevamos a la boca. Sin embargo, según explica el contacto con Thich Nhat Hanh cambió su forma de hacer las cosas. “La filosofía budista describe los nutrientes necesarios para la vida de forma más amplia. Este descubrimiento me permitió percibir el eslabón perdido para conseguir un peso más saludable”, señala Cheung.
Thich Nhat Hanh nos recuerda que la paz y la felicidad están siempre dentro de nosotros. Sólo tenemos que ser conscientes de ello. Y esta paz dentro de nosotros nos nutre en formas que la comida no puede”, remata Cheung.
Para la pediatra Jan Chocen Bays, autora de varios libros sobre el tema, comer con conciencia es una manera de redescubrir una de las cosas más placenteras que hacemos como seres humanos. “Si al comer conectamos con nuestra propia experiencia y con la gente que cultivó, sirvió y cocinó la comida, estaremos más satisfechos, incluso si la comida es escasa. Este es el regalo de una comida con conciencia: restaura nuestro sentimiento de satisfacción sin importar lo que estemos comiendo”.
Chocen Bays suele hablar no de una, sino de siete “hambres”. El del ojo (“mmm, qué buena pinta tiene ese pastel”); el del corazón (“ese pastel me recuerda al que cocinaba mi abuela”); el de la mente (“no debería comer ese pastel. Tengo que adelgazar tres kilos…”). Y así sucesivamente. Se trata, en resumidas cuentas, de no dejar que la mente se aleje demasiado del cuerpo. Las preguntas son sencillas, pero la puesta en práctica no tanto: ¿Por qué comes lo que comes? ¿De qué forma lo haces y qué sientes después? ¿Cuál es tu actitud frente a los alimentos? “Aunque el concepto de atención plena procede de las enseñanzas budistas, cualquiera puede prestar atención a la hora de nutrir nuestros cuerpos”, escribe Harvey Fineberg, presidente del Instituto de Medicina de EEUU, en el prólogo del libro. “Todas las distracciones de la vida cotidiana refuerzan la ingestión de comida de forma mecánica, y esto es un factor importante de aumento de peso y obesidad”.

Diez pistas para una comida consciente en familia

1. Reserva un tiempo apropiado para compartir la comida en familia.
2. Trabaja en equipo para preparar la comida y poner la mesa.
3. Elige alimentos y bebidas saludables para tu cuerpo y para el planeta.
4. Apaga la televisión, baja el sonido del móvil y aparta el ordenador.
5. Cuando te sientes a la mesa, presta atención a la respiración, a cada inhalación y cada exhalación, durante unos momentos.
6. No discutas. Permite que las comidas se conviertan en un momento nutritivo a todos los niveles.
7. Cuando sirvas los platos y comas, observa
los sabores, colores, olores y texturas de los alimentos, y la reacción de tu mente ante cada uno de ellos. 8. Come con moderación. Usa un plato pequeño y llénalo una sola vez. Mastica concienzudamente y come despacio. Deja los cubiertos sobre la mesa entre bocado y bocado.
9. No te saltes comidas. Si lo haces, después estarás hambriento y te será más difícil vencer la tentación de ingerir cosas insanas.
10. Toma medidas que apoyen una vida saludable y activa: no almacenes bebidas gaseosas o bollería y aperitivos. Limita el tiempo de tele de tus hijos y el tuyo propio.


fuente: Natalia Martín Cantero - http://smoda.elpais.com/articulos/atencion-se-come/404

Comprensión

Las personas aprendemos a través del sufrimiento.
Pero llega un momento en que hartos de sufrir empezamos a hacernos preguntas. Preguntas dirigidas hacia nuestro interior y quienes realmente somos. Porque nosotros somos algo diferente de nuestra mente, al menos somos algo diferente de quien nuestra mente nos dice que somos. Todas esas creencias acerca de lo que somos conforman nuestro 'ego'.


Existe una manera diferente de aprender, sin sufrimiento, se trata de la comprensión. Algunos llegan a ella por inercia después de haber acumulado muchísimo sufrimiento. Otros se 'iluminan' por contacto. Las palabras pueden transmitir ideas pero estas  necesitan traducirse interiormente por uno mismo al lenguaje del corazón.


Comprender es ver en nuestro interior, es saber sin pensar. Es reconocer que la vida simplemente sucede. Reconocer como nos involucramos colgándonos medallas y felicitándonos cuando las cosas salen como nos gusta y recriminándonos y enfadándonos cuando salen mal. Apego y rechazo son dos de las estrategias que utilizamos para no aceptar. Comprender significa darnos cuenta de ello, observar como de manera automática estamos programados socialmente para reaccionar ante los estímulos de nuestra vida. El ser, la conciencia, no juzga porque no está vinculada  a las creencias. El ser observa como todo se manifiesta y pasa. ¿Qué importancia tiene ofuscarnos por algo que pasará igualmente? ¿Por qué indignarnos por algo que nosotros mismos no hemos definido como bueno o como malo?
La conciencia no realiza acción alguna, simplemente es. Es el campo donde se manifiestan todos los fenómenos. El calificativo de bueno/malo se lo otorgamos nosotros a los acontecimientos en función de cánones aprendidos socialmente.


La mente puede ser programada utilizando las creencias. Las ideas que nos han inculcado desde muy niños moldean de un modo particular nuestra mente hasta ese momento impoluta. En poco tiempo, cuando contamos con tan solo algunos años de vida, nuestra mente ya está modelada para poder 'funcionar' en la sociedad.


Comprender significa entender todo esto y ser capaces de vivir a la expectativa de lo que ocurra pero sin expectativas. El camino se hace al andar como decía Machado, aunque en realidad no hay camino como tampoco hay destino, solo estelas en el mar.

Crisis, política y conciencia


Mientras algunos continúan enzarzados en  el bipartidismo otra  gran parte de la población parece haberse dado cuenta de que elegir entre uno u otro grupo es parte del juego.
Un juego inteligente que nos permite permanecer enganchados a una de las opciones creyéndonos poseedores de la verdad.

A primera vista podría parecer que estas personas, que conscientemente han decidido dejar de jugar a este macabro carrusel de cambios de poder, tienen ahora pocas opciones y están condenadas a sucumbir y resignarse a los designios de la mayoría. A menudo se les mira con desprecio y algo de lástima por su aparente ingenuidad.
Sin embargo, su decisión no carece de cierta lógica, y me atrevería a ir mas lejos y a calificarla como de exquisitamente inteligente, por diversas razones. Resulta evidente además que el bipartidismo es tan solo una de las facetas del macabro juego en que estamos inmersos.

Me permito hacer las siguientes reflexiones:

- Elegir entre blanco o negro nos obliga a escoger un bando concreto y eso nos coloca en una doble posición de defensores de lo uno y opositores de lo otro. Tanto en el papel de defensores como de opositores seguimos inmersos en el juego, asumiendo cada uno su papel a raja tabla.

- Es evidente que ninguno de los bandos posee una fórmula mágica para resolver los problemas porque de ser así ya los hubieran resuelto en las diferentes oportunidades que han tenido de acceder al control y al poder, por lo tanto los diferentes paquetes de  soluciones que nos ofrecen son tan solo meras quimeras disfrazadas de hechos realizables. Todos sabemos que  el asno nunca alcanza la zanahoria y que esta es tan solo un medio para mantener al animal engatusado y obligarle a avanzar con la carga que quieran echarle.

- Si ambos bandos  quieren "lo mejor para todos", ¿por qué siguen discutiendo encarnizadamente en lugar de sentarse a conversar y escucharse mutuamente para conseguir ese bien común?

- Si todos tenemos que estar unidos, especialmente cuando las cosas van mal ¿por qué nos dividen con mensajes e insinuaciones, obligándonos a ponernos camisetas de  diferentes  colores para que nos veamos como diferentes?

- Si nuestros líderes representan al pueblo, ¿por qué no le consultan antes de tomar decisiones que le afectan directamente?

Podría continuar durante un rato formulando preguntas e hipótesis pero no pretendo aburrir.

En cualquier caso creo que el juego está llegando a su fin, pero para que eso ocurra todos deben ser conscientes de el y abandonar su papel como defensores o detractores de una serie de  promesas que indudablemente nunca se materializarán.
Ser capaces de observar el juego y salirnos de el nos permite tomar distancia y ver realmente qué es lo que ocurre y eso conduce ineludiblemente a conocer qué es realmente lo que necesitamos acometer.

Nuestro sitio

"Simplemente ve a la habitación y pon una silla en medio; toma este único asiento en el centro de la habitación, abre puertas y ventanas, y comprueba quién viene a visitarte; serás testigo de toda clase de escenas y actores, de todo tipo de tentaciones e historias, de cualquier cosa imaginable. Tu único trabajo es permanecer en tu asiento. Verás como todo nace y pasa, y a partir de allí, se presentarán la Comprensión y la Sabiduría."

Achaan Chah