Da gusto escuchar a Ken Robinson, un tipo curioso sin duda. Cualquier lego en el mundo en temas de educación podría pensar que se trata de otro de los muchos stand-up comedians, esos personajes graciosos que cuentan chistes e historietas a la audiencia. Sin embargo, a pesar de ser gracioso, Robinson no es un cómico y la capacidad de penetración de sus discursos es extraordinaria.
Tengo que reconocer que descubrí su trabajo por una de esas carambolas de la vida. Cayó en mis manos una copia de su 'The element' (El elemento), un extraordinario tratado sobre el potencial inherente a cada uno de nosotros. Una reivindicación de la individualidad de cada uno de nosotros apoyada en la sugerente idea de poder convertirnos no en lo que aprendemos sino en lo que realmente desde siempre hemos llevado en nuestro interior, esas capacidades y afinidades genuinamente nuestras.
¿Qué es realmente la educación?
Según Robinson la educación consiste en un proceso curioso por el que en muchos aspectos se retrocede en lugar de avanzar. La educación tal y como se aplica actualmente acota el potencial innato de cada uno y pone trabas de todo tipo para que no pueda manifestarse la creatividad.
En uno de sus experimentos Robinson pidió a niños en edad de guardería que idearan las posibles aplicaciones de un simple clip para papeles. Algunos lo hicieron regular, este grupo generó unas 15 aplicaciones distintas. Otros eran extraordinariamente creativos y generaron mas de 200 formas diferentes de utilizar el clip.
¡Los mas creativos eran además mayoría: el 98 % !
Los mismos niños fueron sometidos a posteriores estudios. Uno entorno a los 8-10 años de edad y otro a los 13-15 años de edad. En estas ocasiones se constató un deterioro masivo y dramático de su capacidad creativa. Llegando a la conclusión de que la creatividad presente en la amplia mayoría de niños se fue deteriorando progresivamente a medida que avanzaban en el proceso educativo de la escuela, escuchando probablemente una vez tras otra que para cada cuestión hay solamente una respuesta correcta.
La educación al uso individualiza a las personas y acaba con el mecanismo de aprendizaje colaborativo, interactivo y de intercambio inherente a nuestro sistema de aprendizaje natural. Hablamos de pensamiento divergente, es decir, de la capacidad de formular muchas soluciones a un mismo problema o interpretar de maneras diferentes una misma situación. En lugar de ello se adopta un pensamiento de ideas inculcadas, clichés y creencias que dictan como reaccionar o interpretar un determinado acontecimiento.
Uno de los ejemplos que cita Robinson es el arte, concretamente se refiere a las experiencias estéticas que se caracterizan por lo siguiente:
- los sentidos funcionan a su máxima capacidad
- estar presente en el momento actual
- vibrar con la emoción de lo que se está experimentando
- estar plenamente vivo
Coincidentemente estos aspectos coinciden con la actitud abierta fomentada por la práctica de la atención plena. Para poder sumergirnos en este tipo de "experiencias estéticas" sería necesario, según Robinson, despertar y ser conscientes de lo que sucede en nuestro interior (¿otra coincidencia?)
En el extremo opuesto, Robinson define la "experiencia inestética", la cual implica cerrar nuestros sentidos al mundo y atontarse ante lo que sucede. Los medicamentos son a menudo una forma de anestesia al igual que muchos medios de comunicación y juguetes tecnológicos disponibles hoy en día.
Pero las experiencias estéticas no son solamente para los artistas profesionales. En este sentido todos somos artistas y todos poseemos el potencial de convertirnos en auténticos creadores en los campos en que nos movemos, desde programar una máquina hasta arreglar un grifo o cocinar algún plato.
Todo esto lo expone sin mencionar las palabras conciencia, presente o atención.
Algunas personas, como Robinson, tienen la capacidad de comunicar conceptos en principio complejos de manera sencilla y amena. Un auténtico maestro.
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