La Navidad es un tiempo
para la familia, cuando los miembros de la familia regresan a su hogar.
Dondequiera que estemos,
tratamos de encontrar un camino a casa para estar con nuestra familia.
Es como la fiesta del Tet
en la cultura vietnamita. Decoramos nuestra casa y encontramos maneras de hacer
que nuestro hogar esté cálido y acogedor. Todos anhelamos tener un hogar que
sea cálido y amoroso, donde sentimos que no necesitamos ir a ninguna parte, ni
hacer o perseguir nada nunca más. Es lo que podemos llamar nuestro
"verdadero hogar". Todos tenemos ese anhelo, ese deseo profundo de
estar en nuestro verdadero hogar.
La búsqueda de
nuestro hogar
Jesús, tan pronto como
nació, tuvo que huir de inmediato y ser un refugiado, un fugitivo sin hogar.
Cuando creció y se convirtió en un hombre joven, ocurría lo mismo, era aún un
vagabundo sin un hogar real al que regresar. En uno de sus discursos, se quejó
de que hasta los pájaros tienen nidos a los que regresar o los conejos y
ardillas tienen madrigueras, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la
cabeza, ningún sitio al que llamar hogar.
Siddhartha, como adulto, se
encontró en una situación similar. Él nació en una familia real que era rico y
privilegiado. Podía tener todo lo que deseara. Tenía una bella esposa y un buen
hijo. Él tenía un futuro brillante por delante de él, destinado a ser rey y
gobernante de un gran imperio. Pero aún así, él no se sentía cómodo, incluso
con todo esto. No se sentía como en casa. No estaba en paz. Por lo tanto, un día,
decidió dejar a su familia en busca de su verdadero hogar, en busca de la paz
interior.
Tanto Jesús como Siddhartha
estaban buscando su verdadero hogar. Querían encontrar una morada cálida donde
no tendrían que buscar nada nunca más y donde sentirse como en casa y en paz.
Los occidentales tienen un dicho: "En ningún sitio como en casa", que
expresa la sensación de que no hay nada como volver a casa después de haber
estado fuera. Y sin embargo, algunos de nosotros no nos sentimos como en casa,
no sentimos que tenemos un hogar al que regresar, incluso en nuestras propias
familias. Esto se debe a que en nuestras familias, no hay suficiente calidez,
ni suficiente amor, tranquilidad, paz y felicidad.
Algunos de nosotros tenemos
una patria, viviendo en el país donde nacimos, pero aún así queremos escapar e
ir a otro lugar. Sentimos que no tenemos una patria. Algunos judíos sienten que
todavía no tienen una patria. Han estado vagando y buscando una patria durante
miles de años - un lugar, un pedazo de tierra al que llamar hogar. Incluso hoy
en día aún no han encontrado su patria. Y nosotros - los franceses, los
americanos, los británicos, y los vietnamitas - todos tenemos un país al que
llamar nuestra patria, pero aún así, no nos sentimos satisfechos y algunos de nosotros
queremos irnos. Esto se debe a que no hemos encontrado nuestro verdadero hogar
en nuestro corazón. En esta época, incluso si compramos un árbol de Navidad
para decorar nuestro hogar, no significa necesariamente que hayamos encontrado
nuestro verdadero hogar, o que estemos a gusto viviendo en nuestra patria. Para
que nuestro hogar sea verdad, es necesario que haya amor, calidez y plenitud.
Nuestro verdadero
hogar
Al final, Jesús encontró a
su verdadero hogar en su corazón. Él encontró la luz en su corazón. Él enseñó a
sus discípulos que ellos también tienen su propia luz y él les enseñaba a sacar
fuera esa luz para que los demás pudieran verla. Siddharta enseñó que el
verdadero hogar de uno puede encontrarse en el momento presente. Desarrolló
prácticas para que sus discípulos también pudieran encontrar su verdadero
hogar. Enseñó que cada uno de nosotros tiene una isla en la que está a salvo y
seguro. Si sabemos cómo volver a esta isla, podemos estar en contacto con
nuestros ancestros de sangre y espirituales, con las maravillas de la vida, y
con nuestro propio ser.
En la isla de nuestro
verdadero yo, podemos encontrar paz y plenitud.
Siddhartha encontró su
verdadero hogar y quería que todos fueran capaces de encontrar su verdadero
hogar. Cuando el Buda tenía ochenta años y sabía que no tardaría en morir,
sentía mucha compasión por sus discípulos y amigos, porque veía que muchos de
ellos no habían encontrado su verdadero hogar. Sabía que cuando llegara el
momento de que su maestro se fuera, se sentirían abandonados y perdidos. En ese
momento, él estaba practicando el Retiro de las Lluvias, residiendo fuera de la
ciudad de Vaishali, al norte del Ganges. Se puso muy enfermo durante esa
temporada. El asistente del Buda, el Venerable Ananda pensó que su maestro no
tardaría en irse, por lo que fue al bosque tras de unos árboles para llorar.
Pero el Buda utilizó su poder de concentración para retrasar el progreso de su
enfermedad y encontró la fuerza para vivir durante unas semanas más, por lo que
pudo volver a su tierra natal, Kapilavastu, e irse pacíficamente.
La isla interior
Al final de ese Retiro de
las Lluvias, el Buda fue a la ciudad de Vaishali para visitar a sus discípulos,
los monjes y monjas y los amigos laicos en la Sangha. En todos los lugares que
visitaba, daba una breve charla durante unos 5-7 minutos - una mini charla del
dharma. Estas mini charlas se centraban normalmente en el tema del
"verdadero hogar". Sentía que después de haber fallecido, habría
muchos discípulos que estarían perdidos. El Buda les enseñó que todos ellos
tenían un lugar de refugio al que regresar y que debían refugiarse sólo allí.
Nosotros también deberíamos
volver y refugiarnos en esa morada y no refugiarnos en ninguna otra persona o
cosa. Ese lugar de refugio es la 'Isla de uno mismo», es el Dharma, y allí, uno
puede encontrar paz y protección, se pueden encontrar nuestros antepasados y
nuestras raíces. Este es nuestro verdadero hogar - nuestra isla interior, donde
está la luz del verdadero Dharma. Volviendo allí, uno encuentra la luz,
encuentra la paz y la seguridad, y se está protegido de la oscuridad. La
"Isla de uno mismo" es un lugar seguro de refugio de las olas
turbulentas que de otra manera nos podrían arrastrar. Tomar refugio en esta
isla interior es una práctica muy importante.
Tenemos una canción en Plum
Village, titulado "Ser una isla para uno mismo". Esta canción es
acerca de la práctica de tomar refugio en uno mismo. Si todavía sentimos que no
hemos encontrado nuestro verdadero hogar, que no tenemos un lugar al que llamar
hogar, que no hemos verdaderamente vuelto a casa, que todavía queremos buscar
una patria, o que todavía nos sentimos solos y perdidos, entonces esta práctica
es para nosotros. Esta canción puede ser un recordatorio para que regresemos y
nos refugiemos en nuestra isla interior.
Nuestro Refugio de
Práctica
Sobre el siglo cuarto o
quinto, cuando estas pequeñas charlas fueron traducidas al chino, los monjes
tradujeron la "Isla de uno mismo 'como' Tu Châu '(Tu es uno mismo y Chau
es isla).
"Queridos monjes,
practicad siendo islas para vosotros mismos, sabed cómo tomar refugio en
vosotros." Esas fueron las palabras que el Buda pronunció apenas un mes
antes de morir. Si nos consideramos a nosotros mismos como almas gemelas de
Buda, para ser verdaderos estudiantes del Buda, deberíamos seguir su consejo y
no ir en busca de nuestra patria, nuestro verdadero hogar, en el tiempo y el
espacio. Deberíamos buscar el verdadero hogar justo dentro de nuestro propio
ser, dentro de nuestro propio corazón, donde está todo lo que estamos buscando.
Allí, podemos tocar a nuestros antepasados de sangre y espirituales, y tocar
nuestras raíces, nuestra herencia. Allí, podemos encontrar la paz y la
estabilidad. Allí, podemos encontrar la luz de la sabiduría. Vamos a tomar refugio
en nuestra propia isla - en la isla del Dharma. No tomamos refugio en ninguna
otra persona o cosa, ni siquiera en Thay.
El amor del Buda es
inmenso. Sabía que habría muchos estudiantes que se sentirían perdidos después
de que él se hubiese muerto, por lo que les recordó que su cuerpo no era algo
permanente y eterno. Les enseñó que lo más valioso para refugiarse era su
propia isla interior. Sabemos que siempre está ahí para nosotros. No tenemos
que coger el avión o el autobús o el tren para ir allí, sino que con nuestra
respiración en plena consciencia y pasos en plena consciencia, podemos estar
ahí de inmediato. Nuestra isla interior es nuestro verdadero refugio. Es
nuestra práctica del Dharma.
Esta Navidad, si compras y
traes a casa un árbol de Navidad para decorar, recuerda que tu "verdadero
hogar" no se encuentra fuera de ti mismo, sino que está justo en tu propio
corazón. No necesitamos traer nada a casa para sentirnos satisfechos. Tenemos
todo lo que necesitamos en nuestro corazón. No necesitamos practicar durante
muchos años o viajar lejos para llegar a nuestro verdadero hogar. Si sabemos
cómo generar la energía de la plena consciencia y la concentración, entonces
con cada respiración, con cada paso, llegamos a nuestro verdadero hogar.
Nuestro verdadero hogar no es un lugar muy alejado de nosotros en el espacio y
el tiempo. No es algo que podamos comprar. Nuestro verdadero hogar está
presente justo en el aquí y ahora, sólo si sabemos cómo regresar y estar
verdaderamente presente en él.
Hogar en el Momento
Presente
El otro día, Thay estaba
reflexionando sobre qué mensaje enviar a sus amigos y estudiantes en el
extranjero para que puedan practicar, para que puedan ser como Jesús o ser como
el Buda. Thay entonces escribió esta caligrafía: "No hay camino al hogar,
el hogar es el camino."
Los medios y los finales no
son dos cosas separadas. No hay camino para regresar a nuestro hogar. Nuestro
hogar es el camino. Una vez que damos un paso en ese camino al hogar, estamos
en casa justo en ese momento. Esto ocurre con la práctica de Plum Village. No
hay camino a la felicidad, la felicidad es el camino. Recientemente, Thay
también compartió en su charla del Dharma que no hay camino para el Nirvana, el
Nirvana es el camino. Cada respiración y cada paso tienen la capacidad para
llevarnos de regreso a nuestro verdadero hogar, en el aquí y ahora. Esta es la
práctica fundamental de Plum Village.
Este es el mensaje que Thay
quiere enviar a sus amigos y estudiantes durante esta Navidad. Si quieres
enviar postal de navidad a tus amigos y seres queridos, también puedes enviar
este mensaje. Si lo puedes practicar de verdad, entonces enviarlo tendrá un
profundo significado, pero si no lo practicas, entonces el mensaje tendrá poca
entidad.
Vamos todos a disfrutar de
nuestra práctica de volver a casa esta temporada navideña. Vamos a estar
verdaderamente en nuestro hogar interior, y así convertirnos en un hogar para
nuestros seres queridos y todos nuestros amigos.
Con confianza y amor,
Thay