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Los 44 problemas de la vida


- Maestro, vengo a verte para que que aconsejes, no me siento bien, todo me sale mal, estoy cansado y he perdido el optimismo.

- Lo siento pero no puedo ayudarte  con esos problemas - contesta el maestro-  todos ellos pertenecen a los cuarenta y cuatro problemas de la vida que todo el mundo tiene.
Pero tal vez pueda ayudarte con el problema cuarenta y cinco.

- ¿Y cual es el problema cuarenta y cinco?

- El problema cuarenta y cinco consiste en hacer un problema de los otros cuarenta y cuatro problemas.

Decálogo para tener una buena vida en el siglo XXI





1. El centro es la red. Vivimos en sociedades interconectadas, donde la experiencia milenaria del aislamiento es ya impensable, y que son plenamente conscientes de que la existencia de vínculos de intercambio es lo que nos permite innovar. En ese contexto, la lengua materna es importante, pero dista mucho de serlo todo: saber idiomas será indispensable en el futuro cercano, en tanto instrumento y expresión de la voluntad de abrirse al exterior y de interconectarse con las redes apropiadas. Como afirma Punset en El sueño de Alicia, si un pueblo con una identidad muy fuerte se cierra sobre sí mismo se va asfixiando cada vez más.

2. Cualquier tiempo pasado fue peor. Importa el presente, no el ayer. La idealización del pasado a menudo obvia la violencia y la crueldad presentes en muchas de sus prácticas cotidianas. Las niñas que sacrificaban en el Chile remoto para invocar a las fuerzas que traían la lluvia no estarían muy conformes con la visión de quienes sueñan con tiempos pretéritos y los tienen como un modelo al que regresar. Desde la concepción de Punset, la historia es lineal, y avanza hacia mejor.

3. Tenemos que sincronizarnos con nuestro tiempo personal. Poseemos un reloj interno, compuesto por cien mil millones de neuronas, que marca los ritmos circadianos y que regula muchas de las funciones de nuestro organismo, como los patrones de sueño y alimentación, la temperatura corporal, los niveles de hormonas, el sistema inmune o la regeneración celular. Conocernos mejor supone investigar más acerca de este reloj y tomar en cuenta sus ritmos.

4. No se trata de hallar la solución, sino de evitar el problema. El mejor ejemplo son los medicamentos, a los que recurrimos para solucionar todo tipo de males y que en muchas ocasiones consumimos incorrectamente. Esa utilización masiva termina siendo contraproducente, como demuestra el caso de los antibióticos. El uso frecuente ha provocado que las bacterias se hagan resistentes y que hayan aparecido cepas a las que los antibióticos ya no afectan.
Por lo tanto, en lugar de tratar de remediar lo que está ocurriendo, deberíamos prestar más atención a los factores que nos hacen estar sanos. Es más importante prevenir, modificando nuestro estilo de vida si no es el adecuado, dejando de fumar o realizándonos un chequeo a tiempo, que tratar de curar después la enfermedad.

5. Vivir mucho y bien es fácil. El tiempo que vivimos está determinado por la autocapacidad protectora del sistema inmunológico, afirma Punset, lo cual no está vinculado estrictamente a la edad cronológica, sino a saber conservar intacto (o casi) el sistema inmunológico. Y para ello, sólo hay una fórmula. Con cuatro pasos: dieta adecuada, fomentar una buena salud física mediante ejercicios frecuentes y regulados, evitar las drogadicciones y las sustancias tóxicas y cuidar la salud mental, en especial en lo referido a la gestión de las emociones negativas como la ira, la rabia, el desprecio o la falta de empatía.

6. Redefinir la autorrealización. Aunque nos pasemos la vida buscando el reconocimiento de los demás, no hay nada como tener el sentimiento de que uno controla su propia vida para sentirse potente: eso es lo que llamamos “estar bien con nosotros mismos”. Pero, por la misma razón, no debemos animar a los chicos a que descubran lo que les gusta hacer, sino que hemos de empujarles a que profundicen en ello hasta que lo controlen. Encontrar el propio elemento, afirma citando a Ken Robinson, no consiste sólo en identificarlo, sino gracias al esfuerzo continuado, en tener la seguridad de controlarlo.

7. La creatividad es el centro del mundo. Se trata de una competencia esencial para nuestro devenir. Por eso tenemos que potenciarla al máximo e investigar sobre ella todo lo que podamos. En este sentido, señala Punset, recogiendo las tesis del científico británico David Nutt, el caso más peculiar es el de las drogas, porque nos hemos fijado en sus peligros sin atender a los beneficios potenciales. Así, escribe en su obra, el éxtasis puede ser una droga muy útil para las personas con trastornos provocados por estrés crónico, la psilocibina, una sustancia alucinógena, combate con eficacia las migrañas y el LSD sirve para tratar a pacientes moribundos. Pero en lugar de investigar sobre ellas y analizar sus efectos terapéuticos, preferimos gastarnos el dinero (y son muchos millones) exclusivamente en políticas de prevención.

8. Necesitamos nuevas competencias. Las habilidades en que nos apoyamos tras la revolución industrial ya no sirven para estos tiempos. Permanecer anclados a ellas no nos va a permitir encontrar trabajo, mejorar nuestra productividad o inventar nuevas salidas. Las viejas competencias han quedado obsoletas porque están demasiado jerarquizadas y porque no dan importancia a la creatividad. Hoy lo prioritario es fomentar la cooperación en lugar de la competitividad, dominar las técnicas de concentración, familiarizarse con el mundo digital y dar a la creatividad un enorme valor.

9. La intuición es tan válida o más que la razón. El instinto, según la neurociencia, nos muestra lo que debemos hacer mucho antes de que nuestra mente consciente reaccione. La intuición es un tipo de conocimiento que se basa en la capacidad para percibir pistas, señales y patrones asociados con experiencias previas, y dista mucho de ser, como se había creído hasta ahora, un poder místico. Cita Punset a Albert Einstein cuando afirma que “la mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y ha olvidado el regalo”. La intuición nos sirve para tomar mejores decisiones que la razón.

10. El inconsciente emocional manda. Hemos marginado sentimientos y emociones y no nos hemos dado cuenta de ello, asegura Punset, porque estábamos convencidos de que éramos la expresión de una dualidad permanente entre mente y cuerpo en la que la primera debía imponerse al segundo. Pero la realidad es diferente porque la ciencia nos ha enseñado que todo está mezclado y que las emociones y los procesos puramente cognitivos son inseparables.

No somos conscientes, pues, de la importancia que tienen las emociones en nuestra vida y de hasta qué punto determinan nuestras acciones. Nos creemos personas racionales que gracias al uso del intelecto eligen libremente qué hacer, pero no es así. Por suerte, el científico del siglo XXI sí tiene claves de acceso para penetrar en ese mundo emocional. Las nuevas técnicas de investigación y los descubrimientos de la neurociencia nos permiten hoy dar solución a muchos de nuestros problemas.

Articulo original

20 Razones científicamente probadas para empezar a meditar hoy mismo


 

1            Mejora la función inmunológica (ver este estudio y también este otro)

 
2            Disminuye el dolor (pincha aquí para ver el estudio)

  

3            Disminuye la inflamación a nivel celular (estudio1, estudio2 y estudio3)

 

4            Promueve las emociones positivas (aquí y aquí también)

  

5            Mejora la depresión (ver estudio aquí)

 

6            Disminuye la ansiedad (estudio1, estudio2 y estudio3)

 
 
7            Disminuye el estrés (aquí y aquí también)

 

8            Mejora nuestras relaciones y nuestra inteligencia emocional (aquí y aquí)

 

9            Nos hace más compasivos (estudio1, estudio2 )

 

10        Nos hace sentirnos menos solos (aquí)

  

11        Mejora nuestra habilidad de regular las emociones (aquí)

 

12        Mejora nuestra capacidad de introspección (aquí)

  

13        Aumenta la materia gris de nuestro cerebro (aquí)

 

14        Aumenta el volumen de las áreas cerebrales relacionadas con la regulación de las emociones, las emociones placenteras y el autocontrol (aquí y aquí)

  
15        Aumenta el grosor en áreas corticales del cerebro relacinadas con la atención (aquí)

 
16        Mejora la capacidad de centrarse y la atención (estudio1, estudio2,estudio3, y 4)

 

17        Mejora nuestra habilidad para la multitarea (aquí y aquí)

 

18        Mejora la memoria (aquí)

  

19        Promueve la creatividad y la capacidad de idear soluciones novedosas (ver estudios de J Schooler)

 

20        Te hace más sabio, aporta mayor perspectiva a tu vida y te otorga mayor libertad

Estudio sobre bienestar, emociones positivas y motivación




Esta investigación está dirigida por Mercedes Ovejero, Marta Velázquez, Laura Köppl y María Sánchez de la Universidad Complutense de Madrid (España), y Nicola Schutte y John Malouff de la Universidad de New England (Australia).

El objetivo del estudio es conocer cuál es el nivel de bienestar y de emociones positivas de la población española, así como su grado de motivación con respecto al trabajo y a los estudios.

La participación que se requiere es totalmente voluntaria y consiste en completar una serie de cuestionarios (se emplea 15 minutos en completarlos), sobre variables de bienestar, emociones positivas y motivación.
El enlace al cuestionario se encuentra aquí:
Todos los datos obtenidos a través de estos cuestionarios están exclusivamente relacionados con las variables analizadas en este estudio. En ningún momento se pedirá otro tipo de información no relevante para dicha finalidad.

El anonimato y la confidencialidad de los datos obtenidos serán respetados en todo momento conforme a la legislación vigente (ley 15/1999 de 13 de diciembre). Los datos serán tratados siempre de forma anónima y en ningún momento se transmitirán a terceros ni a ninguna institución pública o privada.

Obstáculos para la práctica del mindfulness





¿Has practicado ya en alguna ocasión mindfulness?

 
La práctica regular del mindfulness va acompañada de innumerables beneficios para el cuerpo y para el espíritu.Su impacto beneficioso sobre la salud está bien documentado y las evidencias no paran de crecer.

La práctica de la atención plena suele ser un auténtico descubrimiento para mucha gente, ya que representa una nueva y refrescante manera de acometer la vida. Por lo general acomenten los primeros compases de la práctica con entusiasmo y dedicación pero sin embargo, al cabo del tiempo, en un gran número de casos, las personas tienden a decaer en su empeño progresivamente y en muchas ocasiones abandonan la práctica.

La razón para ello suelen ser una serie de obstáculos de diversa índole. Desde mi práctica personal como profesional me ha llamado la atención la repetitividad de obstáculos similares en muchas personas.

 ¿Ha sido está también tu experiencia?

¿Después de comenzar con entusiasmo tu práctica ha decaído y en un momento determinado simplemente la has abandonado?

¿Qué es lo que te impidió continuar?

¿Cuáles han sido tus principales obstáculos para decaer o incluso desistir?

 

¿Ya has leído el libro de Francisco Gázquez?


¿Te atreves a compartir en qué medida ha cambiado tu vida?
¿Hay algo que hayas echado de menos en su contenido?



¿Por qué tienes que leer este libro? 

1
Mundfulnes es una disciplina emergente que combina las filosofías orientales con
los más modernos avances de la psicología y la neurociencia.
Esta obra aporta herramientas aplicables a toda persona
 que desee mejorar su bienestar físico y emocional.
2
Obra muy accesible a todos los públicos.
Dirigido a  personas que quieren dirigir el curso de su propia vida. 
3
Presenta los contenidos de forma amena y accesible,
con ejercicios prácticos en cada capítulo.




Si aún no lo tienes todavía puedes conseguirlo aquí


Una vida con significado es más sana que una vida feliz

 
Los términos hedonismo y eudemonismo aluden al gran debate filosófico que ha dado forma a la civilización occidental por más de 2 mil años acerca de la naturaleza de una buena vida. ¿La felicidad reside en sentirse bien, como piensan los hedonistas, o en hacer el bien y ser bueno, como piensan Aristóteles y sus descendientes intelectuales?
 
Por más de una década la moda de “ser feliz” ha ido en incremento. Baste ver los libros publicados sobre el tema, que van desde Dinero feliz hasta Felicidad para principiantes. Una de las principales declaraciones de este tipo de libros es que la felicidad está asociada con los buenos resultados, incluyendo la buena salud. Algo así como “entre más feliz eres, más sano estas”.
 
Pero un nuevo estudio apenas publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences pone en cuestión este panorama rosa. La felicidad puede no ser tan buena como los investigadores pensaron.
Los investigadores exploraron específicamente la diferencia entre una vida significativa y una vida feliz. Y aunque parezca extraño que haya una diferencia, los resultados de la investigación mostraron que sí. La felicidad, en términos populares, está asociada con “recibir” y, al contrario, lo significativo está asociado con un altruista “dar”.
 
“La felicidad sin significado caracteriza una vida relativamente superficial, narcisista o incluso egoísta en que las cosas van bien, las necesidades y deseos son fácilmente satisfechos y los enredos difíciles o comprometedores son simplemente evitados”, comentaron los autores del estudio. “El significado, en cambio, es derivado de la contribución a otros de una manera más grande. En parte lo que hacemos como seres humanos es cuidar de los demás y contribuir a los otros. Esto hace la vida significativa pero no necesariamente nos hace felices”.
 
El mismo estudio también demostró esta diferencia pero a nivel biológico. Se examinaron los niveles (auto reportados) de felicidad y significado en 80 personas. Después de anotar el sentido de felicidad y significado de cada una (reportado por ciertas preguntas personales), los investigadores observaron la manera en que se expresaban sus genes. Encontraron que las personas que son felices pero no tienen mucho significado en su vida –proverbialmente “sólo estoy aquí por la fiesta”—tienen la misma expresión en los genes que las personas que están respondiendo a una larga adversidad crónica. Es decir, los cuerpos de estas personas felices, al activar la respuesta pro-inflamatoria, los están preparando para amenazas bacteriales. La inflamación crónica esta relacionada con enfermedades mayores como el cáncer o los problemas del corazón.
 
“Las “emociones positivas vacías”, del tipo que la gente experimenta durante episodios maniacos o euforia artificial inducida por drogas o alcohol, son tan buenas para ti como la adversidad”, apuntó uno de los investigadores. “El problema no es la cantidad de felicidad hedonista, sino que no está alineado con el bienestar eudemónico. Cuando ambos están al mismo nivel es lo mejor. Pero si tienes más bienestar hedonista de lo que se esperaría, es ahí cuando emerge este patrón [genético] vinculado a la adversidad”.
 
Por la evidencia del estudio, parece que sentirse bien no es suficiente. Las personas necesitan significado para crecer. Como dijo Jung alguna vez “La más mínima cosa con significado es más valiosa en nuestra vida que las mejores cosas sin ello”.
 

Ingeniería emocional: cómo aumentar tu empatía

 
 
¿De dónde viene la empatía y qué se podría hacer para que aumente?
 
 Tomando en cuenta que es un sentimiento de armonía que tiene que ver con la interacción con los demás, la pregunta tiene varias aristas, empezando en que hay dos tipos de empatía: la cognoscitiva, que tiene que ver con la capacidad de un ser humano para reconocer las emociones de los demás, y la emocional, que involucra la verdadera conexión con el prójimo. Según Abigail Marsh de la Universidad de Georgetown, aquél que no tiene empatía cognoscitiva se puede considerar autista; no quiere decir que no le importe lo que siente alguien más, sino que no se da cuenta. En cambio quien carece de empatía emocional no tiene compasión, y por ende no se conecta con lo que el otro siente.
 
La diferencia entre alguien en el extremo autista del espectro y alguien en el extremo del psicópata es, al parecer, la amígdala, un conjunto de neuronas en el cerebro que se encargan de procesar y almacenar reacciones emocionales. De alguna manera el tener amígdalas más activas o más grandes podría aumentar la empatía en el ser humano, sin embargo no es lo único que importa, pues a fin de cuentas la empatía también puede ser una opción. Se ha comprobado que todos aprendemos a ignorar la empatía cuando queremos, y de la misma manera gente que tiene un bajo nivel físico de empatía puede funcionar normalmente si hace un esfuerzo. Es decir, en gran parte de los casos es posible elegir hacerle caso a la empatía aunque ello implique un mayor esfuerzo.
 
La oxitocina es otro factor importante. Es una hormona mamaria localizada en la glándula pituitaria posterior, en el cerebro, y actúa como neuromodulador, sobre todo relacionada con la reproducción sexual. Cuando un bebé nace, la madre suelta una gran cantidad de oxitocina, lo cual ayuda químicamente para que haya ese acercamiento maternal con el bebé. En cuanto a la empatía, esta hormona hace que una persona ponga más atención a las expresiones faciales de la gente para saber sobre todo si tienen miedo. Pero simplemente aumentar los niveles de oxitocina puede acarrear efectos negativos en la memoria, por ejemplo, además de que la empatía no es una cuestión meramente química, sino que es un estado mental complejo que entre más se practica más se perfecciona.
 
Otra parte es saber o aprender a simular las emociones que alguien más siente. La capacidad de entender que alguien está en peligro lleva naturalmente al deseo de ayudarlo. Es ponerse en los zapatos del otro lo que hace un vínculo más fuerte, por eso es más fácil que haya empatía entre miembros de un mismo grupo social, racial o cultural que entre miembros de grupos disímiles.
Y todo se aprende desde la cuna. Es más fácil adquirir la facultad de la empatía si se practica desde pequeño que si se quiere desarrollar más grande. El entorno familiar es un factor determinante en la capacidad de empatía del niño, que evolucionará con el tiempo. Lo mismo sucede con el entorno cultural fuera de casa. Ya dice el proverbio: “Se necesita un pueblo para educar a un niño”.
Tener empatía no quiere decir que seamos más cándidos o más ingenuos, y que por ello alguien se podría aprovechar de nosotros con mayor facilidad. Significa una apertura hacia el otro a un nivel más profundo, lo cual también se puede traducir en saber si alguien quiere tomar provecho de una situación particular.
 
Se necesita un mundo con mayor empatía, pero sobre todo un mundo con menor nivel de antipatía e indiferencia.
 

Hablen entre ustedes



Se podía leer en un bar de barrio como recordatorio, tal vez una llamada de atención. Los auto catalogados como los más avispados ni tan siquiera se percataron, el detalle quedó en el reino de los simples, los catetos, los que miran y ven sin comentarlo todo,  personalmente agradezco el detalle al dueño del local. La sencillez no es prima de la estupidez, en realidad ambas ni tan siquiera están emparentadas. Sin embargo ese parentesco se insinúa insistentemente. Circular por la vida sin teléfono móvil es algo troglodítico, y llegar a un sitio y no conectarse al wi-fi resulta poco menos que una insinuación de estupidez en toda regla. La contundencia del panorama no puede ser más abrumadora: escupimos palabras pero no conectamos, hablamos pero no oímos, explicamos ya incluso sin esperanza alguna de ser comprendidos,  estamos de cuerpo presente mientras nuestras mentes vuelan y desaparecen en las alturas, tal vez por eso prefiramos estar en todo momento conectados, ajenos a una esclavitud consentida que aletarga nuestros sentidos y nos convierte en personas insensibles, capaces de emocionarse con solo ver un emoticono en su pantalla pero capaz de adoptar un semblante gélido y apático ante la confesión desesperada en alguien que sufre, tal vez un buen amigo, quizás si intentase llamar nuestra atención a través de la pantalla del teléfono …
Hablen entren ustedes pero favor, escuchen, absorban, sientan y diviértanse. Dejen de contentarse con sucedáneos y opten por la realidad en vivo, sin protestas, sin ataduras, a palo seco, tal y como se presenta. El móvil no es una prolongación del sistema nervioso, más bien resulta ser una atadura, un filtro que parece atenuar todo aquello que, por alguna enigmática razón, no nos permitimos a nosotros mismos vivenciar en directo, sentir, experimentar. Hablen entre ustedes por favor, nuevamente, encarecidamente se lo pido, ¡hablen entre ustedes!