Los Monjes entraron en un estado de meditación profunda. Hojas mojadas en agua fría fueron colocadas por encima de sus hombros. En estas condiciones, una persona común podría tiritar incontrolablemente y la bajada de la temperatura corporal incluso podría ocasionar la muerte, explica el artículo.
Los monjes, sin embargo, se mantuvieron cálidos y secaron las hojas con sus cuerpos. Una vez que se secaron las sábanas que cubrían sus cuerpos, más sábanas mojadas y frías volvieron a ponerlos. Cada monje secó tres hojas en el transcurso de varias horas.
Herbert Benson, que había estudiado la técnica de meditación desde hace 20 años, dijo al Gazette: “Los budistas sienten que la realidad en la que vivimos no es el final. Hay otra realidad que podemos aprovechar, y esa es afectada por nuestras emociones, por nuestro mundo cotidiano. Los budistas creen que este estado de ánimo se puede lograr haciendo el bien por los demás y por la meditación”.
Fuente: Universidad de Harvard
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